El "príncipe" Michael de Sealand ha decidido poner en venta su isla artificial frente a las costas inglesas, considerada como el más pequeño país del mundo.
El principado de Sealand emite sus propios pasaportes y sellos de correos y acuña su propia moneda e incluso una selección nacional de fútbol, entre otras características de un Estado independiente.
Independiente pero incómodo
No es, sin embargo, un lugar muy cómodo para vivir pese a que ofrece excelentes vistas marinas ya que consiste en una plataforma de hormigón sobre dos pilares, parte de un fortín de la Segunda Guerra Mundial.
Puede accederse a él sólo por helicóptero y barco y se encuentra a once kilómetros frente a la costa de Harwich, en el condado de Essex, sureste de Inglaterra.
Sus alojamientos no tienen nada de palaciego, como explica el diario "The Times", que da la noticia, ya que son barracones de acero en los que reverbera continuamente el ruido de varios generadores.
Su historia
Un año después, la Marina de guerra británica trató de expulsarle aunque sin éxito.
Un juez dictaminó que Sealand estaba más allá del límite de tres millas de las aguas territoriales del Reino Unido, por lo que escapaba al control del Gobierno de Londres.
Siete años más tarde, el "príncipe" Roy introdujo en su país una constitución, ideó una bandera y un himno nacional e hizo acuñar dólares de oro y plata.
Finalmente se concedieron pasaportes a las personas que demostraron haber apoyado los intereses de Sealand.
La historia de Sealand es breve, pero no exenta de sobresaltos: así, en 1978, un grupo de empresarios alemanes y holandeses llegaron a la isla para tratar de un negocio y secuestraron al hijo del príncipe Roy.
Este fue finalmente liberado en un contraataque desde el aire por el autoproclamado príncipe, que detuvo a los empresarios para ponerlos más tarde en libertad.
Su Príncipe no le hace mucho caso al reino
Su intención es vender la isla, como explica al periódico: "Hemos sido sus propietarios durante cuarenta años y mi padre tiene ya ochenta y cinco. Tal vez hace falta una cura de rejuvenecimiento".
Sobre el precio que pide, Michael señala: "Se han mencionado cifras astronómicas, pero veremos que es finalmente lo que se nos ofrece".
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